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Leamos por bienestar: tenemos un club de lectura en la UDD

Desde octubre del año 2022, en un esfuerzo conjunto entre las direcciones de Formación Extradisciplinar, de Bibliotecas UDD y de Recursos Humanos, se dio inicio al Club de Lectura UDD en las sedes de Santiago y Concepción. 

Leamos por bienestar se llama la instancia que reúne a colaboradores de distintas unidades de la UDD para comentar y compartir experiencias lectoras a propósito de una novela, con la conducción de Maricarmen Ramos en Concepción y Ana María Fermandois en Santiago.

En los encuentros mensuales se han leído Estupor y temblores de Amélie Nothomb, Apegos feroces de Vivian Gornick, Las gratitudes de Delphine de Vigan, Prohibido morir aquí de Elizabeth Taylor. En Concepción se han sumado las lecturas de El taller de Nona Fernández, Ni la música me consuela de Camila Gutiérrez y Manual para mujeres de la limpieza de Lucia Berlin.

Los libros se compran para la lectura del Club y luego son devueltos a la Biblioteca y pasan a formar parte de la colección de literatura.

En Santiago se acaba de entregar la novela El Socio de Jenaro Prieto, que será comentado en la sesión de el miércoles 26 de abril. 

Novela leída: El socio. 

Autor: Jenaro Prieto.

Autora del comentario: Liliana Acevedo. Secretaria de  la carrera Terapia Ocupacional.

¡Buenas tardes, apreciados lectores!

A este libro le doy un pulgar hacia arriba. Me encantó la historia de Julián Pardo, un hombre que dentro de su círculo social se siente un mediocre, pero con ganas de superarse.

Además, destaco la genialidad de la descripción de un ambiente en particular, me resulta muy gráfico y fácil de imaginar: 

“Las ruedas semejan ir enrollando en sus ejes la blanca cinta del camino, y a ambos lados, los árboles cabezudos y grotescos, con aire de burgués recién salido de la peluquería, parecían alejarse secreteándose: “Ahí va don Julián, Ahí va don Julián Pardo” (p. 102).

A medida que leía esta novela no me resultó difícil concluir que el protagonista es un cobarde en materia de negocios, pues no se atreve a negarse a la propuesta fraudulenta de Goldenberg y para superar ese obstáculo inventó a este hombre como su socio, en quien se apoya y quien le sirve, además, para justificar sus acciones.

Creo que esta situación o esta actitud es muy propia aún hoy en día. Este recurso se usa mucho tanto en lo laboral como en lo personal (admito que yo misma lo he usado en alguna oportunidad 😊).

En este caso, su socio, Walter Davis, tomó un protagonismo inesperado y todo se le escapó de las manos a Julián. Me resultó tragicómica la escena del duelo contra este personaje imaginario.

Creo que Jenaro Prieto nos enseña la magnitud que puede cobrar un engaño, pues una mentira nos puede costar muy cara. 

Lamentablemente para él, cuando no puede salir de esta situación absurda, la muerte fue el último recurso para deshacerse de un mal que angustió al protagonista de esta novela. 

Libro: Manual para mujeres de la limpieza

Autora Lucia Berlin

Aunque cada uno de los cuentos incluidos en el libro “Manual para mujeres de la limpieza” se basta a sí mismo, el conjunto de ellos se lee progresivamente como un puzzle que va armando una imagen mayor o más completa de un personaje central, el relator en primera persona, sea este una ficción o la misma autora: Lucia Berlin.

Por obra del editor, que propone esta selección de cuentos y su orden, uno la va conociendo de forma similar a como uno conoce a una persona con quien no has crecido: por relatos espontáneos, saltando hacia adelante y atrás de una edad a otra, de una ciudad a otra, un año a otro, un colegio a otro, un trabajo a otro, un amor (o desamor) a otro. Aunque probablemente la escritora no se lo propuso a priori hacerlo, es como una autobiografía a partir de centelleos en la propia memoria. 

Los cuentos me inducen a pensar en cuántas situaciones cotidianas en nuestras vidas (como una espera en la lavandería o una rutina de trabajo), así como las personas con que nos cruzamos, pueden tener una riqueza y un detalle que normalmente se diluye en imágenes generales o incluso en el olvido. Lucia Berlin, en cambio, pone la atención en una experiencia y, en unos pocos párrafos, logra presentar toda una contextualización, asociaciones, hechos y vivencias personales o de otros. Escribe intensamente, nada es relleno, nada sobra. Y todo nutre una historia de vida y una visión del mundo que no puede acotarse ni definirse más que por la diversidad.

Me gustó su aproximación “no juzgadora”: las cosas son como son, no como “deberían ser”. Los personajes (o personas), ni buenos ni malos: simplemente humanos. La religión como algo abierto. El éxito y el fracaso, ambos como normalidades. La familia imperfecta, pero familia. Las debilidades como algo aceptable. 

Sofía Törey F.

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